CAMBIARSE A SI MISMO

PARA CAMBIAR EL MUNDO

 

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Huella ecológica y violencia pasiva:

la importancia de nuestra acción individual

 

 

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Me gustaría sugerirles que vean el siguiente vídeo, que es una grabación de la conferencia TedX de Arun Gandhi, el nieto del Mahatma Gandhi, titulada - en inglés :
Nonviolence or nonexistence : choice of the 21st century " que se puede traducir en español :
No violencia o no existencia : la elección del siglo XXI ",
presentada en Atenas el 06/01/2019 :

 

Nota : Para obtener los subtítulos en español, si no está acostumbrado a las opciones de Youtube : primero haga clic en el primer icono de la parte inferior derecha del vídeo y active los subtítulos. A continuación, haga clic en el segundo icono de las opciones que representa una flor. Elija "subtítulos", baja hasta el final de la lista y elija "traducir automáticamente", baja por la lista hasta la letra E y elija "español".
Como la traducción es automática, pueden aparecer algunos errores. Sin embargo, en general la calidad de la traducción es excelente.

Durante esta conferencia, Arun Gandhi presenta el concepto de violencia pasiva a través de una anécdota de su infancia, cuando su abuelo, Gandhi, le introdujo en esta noción. Definitivamente merece la pena escuchar la conferencia, ya que la lección se explica de forma sencilla y muy eficiente.

La violencia pasiva es un concepto que rara vez se menciona y, a menudo poco conocido. Incluso si adivinamos su significado, crea ambivalencia. Ya que puede explicar gran parte de nuestros malestares cuando tenemos que aguantarla, o todavía las injusticias que observamos a nuestro alrededor ; pero también, es muy probable que hacemos regularmente uso de ella (incluso a veces cuando nos escondemos detrás de acciones no violentas). Por lo tanto, ahondar en el tema podría llevarnos a cuestionarnos a nosotros mismos de maneras que no estamos demasiado ansiosos por considerar.
De hecho, es el fenómeno de violencia más extendido y el que más daños causa, desde el más pequeño hasta el más gigantesco.

La violencia pasiva consiste en actos aparentemente inofensivos e anodinos que en realidad tienen consecuencias violentas concretas a través de un efecto de acumulación o dominó desencadenado por estos actos. La multitud de estos actos conduce a una multitud de violencias. Y cada acto es directa o indirectamente responsable de uno de estos actos de violencia. Así pues, al realizar estos actos anodinos, sin perpetrar una violencia directa, nos hacemos responsables (en una parte nada despreciable) ya sea por el sufrimiento que es consecuencia directa de ella, o por la violencia que se produce al final de la cadena, y a menudo sin ser conscientes de ella, o sin querer serlo - de ahí el aspecto implícito o negado de esta violencia.

Por mi parte, hago la diferencia entre violencias pasivas de tipo psicológico y violencias pasivas ligadas a actos de ignorancia o despreocupación.
Para los primeros, existe inconscientemente (o no en algunos casos) una intención de hacer daño. Podemos citar : la manipulación, el acoso, la provocación, la burla, la negligencia, el abuso de autoridad ; cuales son, en esencia formas de ejercer la violencia de forma indirecta ; ya sea por cobardía, por perversidad o, en ciertos casos, como la única forma de contrarrestar la violencia directa cuando uno no se está del lado del más fuerte. Las mentiras, la hipocresía, la falta de respeto y la despreocupación también pueden formar parte de ella.
Todos estas fallas psicológicas permiten que se ejerza la violencia sin que la víctima sea plenamente consciente del proceso, aunque sufra o sea perjudicada.
Y en un nivel completamente diferente, existe una violencia pasiva vinculada a la dilución de las responsabilidades de quienes la practican, o a la longitud de la cadena de comportamientos que resultan en la violencia vivida por otros. Es esta violencia pasiva de la que habla Arun Gandhi en el vídeo.

Los fenómenos del racismo, del sexismo, de la homofobia, de la competitividad, de la rivalidad, del afán de lucro, están impregnados de ambos tipos de violencia pasiva, porque siempre hay al menos una persona perjudicada, víctima de injusticia, ya sea de forma directa, ya sea por acumulación, o al final de una cadena de eventos.

En cuanto a la violencia pasiva evocada por Arun Gandhi, está omnipresente en nuestra sociedad de consumo. Y en este contexto, nuestras compras, nuestros despilfarros, nuestra contaminación son casi siempre una ilustración de ella.
En este sentido : nuestra basura, nuestro brillo, nuestros lujos, nuestros transportes motorizados, nuestra tendencia al materialismo de los facilismos, muchas de nuestras fuentes de placer y comodidad, y de forma variada una parte de nuestra alimentación, están en la raíz de violencias. Lo que mucha gente llama "libertades" - y especialmente en estos tiempos de covid, donde esas posibilidades están sujetas a restricciones - más a menudo tienen poco que ver con la "libertad", sino con privilegios que muy a menudo arrastran la violencia pasiva.

Todo lo que consumimos tiene un impacto en nuestro medio ambiente y en la vida de muchas personas en la Tierra.

Consumir a ciegas, por tanto, consiste en practicar la violencia pasiva. Y cuanto más nos hacemos conscientes de este proceso, más nos aparece el tamaño gigantesco de esta ceguera.

Cuando integramos este concepto, entendemos que nuestra huella ecológica está vinculada no solo al cambio climático y otras destrucciones ambientales, sino también a la presencia de guerras así como a las injusticias sociales y a la explotación, la miseria y la muerte de cientos de millones de personas, en muchos lugares del mundo, generalmente bastante lejos de nuestros horizontes.

Y la relación que existe entre nuestros comportamientos individuales del día a día, y las noticias de lugares lejanos presentados por los medios de comunicación, a menudo es difícil de establecer, porque la forma en que se nos presentan todas las derivas, muchas veces no permite establecer el vínculo entre cada acto por separado y cada una de las consecuencias vinculadas a él. Y, sin embargo, este vínculo debería resultarnos obvio, dada la magnitud de las consecuencias.

Sin embargo, incluso hoy en día, nuestra cultura - ya sea a través de los medios de comunicación, nuestro entorno, la publicidad, el ocio - sigue haciendo hincapié en todos los aspectos placenteros del consumo. Y quien no siga la tendencia general corre el riesgo de ser marginado, juzgado o incluso sufrir ostracismo. Mantener su estatus (posesiones, signos de riqueza y distinciones - grados - diplomas), respetar las reglas sociales del despilfarro (salidas, fiestas, regalos, viajes), seguir la moda (participar voluntariamente en la obsolescencia programada), etc., permanecen hoy en día vectores de integración social en la mayoría de los entornos sociales, y de forma extrema en los círculos más ricos.

En este contexto, es difícil abrir los ojos a las consecuencias de nuestros actos, cuando éstos consisten en respetar las reglas del juego para no ser excluido de la partida.

Sin embargo, la realidad debería llevarnos a negarnos a seguir así.
Aquí está un razonamiento que hace más palpable esta realidad que solemos aprender de forma fragmentaria, dispersa y a menudo edulcorada.
Adoptar esta perspectiva nos permite interpretar de forma diferente numerosas informaciones que nos llegan y que suelen dejarnos relativamente indiferentes. Es duro y brutal, pero definitivamente más realista y honesto que los escenarios en los que creemos vivir.

Si sabemos todo esto, entonces se hace evidente que nuestro papel personal en los esfuerzos que hay que hacer es fundamental. Y que, además del trabajo que hay que hacer para estimular a los líderes políticos, económicos, culturales y mediáticos a ir en la dirección correcta, cada uno de nosotros (y, por tanto, principalmente los que son conscientes de esta necesidad) debemos revisar cada acto de consumo que hacemos en cada momento de nuestra vida cotidiana. Dicho sin rodeos : todo lo que consumimos que es inútil, se lo robamos a otro, aunque las leyes nos protejan para hacerlo.
El Papa Gregorio Magno lo expresó así (hace más de 1000 años): "Si tienes un segundo par de zapatos y un pobre va descalzo, no tienes que dárselo, sino devolvérselo."
O incluso recientemente, Marillys Macé, directora del Centro de Información del Agua de Francia, hablando de nuestra huella hídrica: "Cuando compro un kilo de naranjas españolas, no me doy cuenta de que estoy saqueando las ya limitadas reservas de agua de España.
(ref. en francés : https://www.rtbf.be/info/societe/detail_vous-connaissez-l-empreinte-carbone-connaissez-vous-l-empreinte-eau?id=10830016.)

No son sólo los traficantes, los explotadores, los delincuentes económicos y muchos de los dirigentes y gobernantes, los que mantienen esta máquina en funcionamiento. De hecho, formamos definitivamente parte de este sistema, ya que consumimos su producción y nos beneficiamos de sus ventajas.

En cierto modo, formamos parte de esas especies que, en biología, se llaman "plagas". Excepto el hecho de que estamos dotados de conciencia, lo que nos permite darnos cuenta de eso, y decidir y hacer lo necesario para cambiar este situación, esta realidad.
Y como la conciencia no llega a todos al mismo tiempo, son los primeros en alcanzarla los que tienen la responsabilidad de iniciar el cambio, en primer lugar sobre ellos mismos.

Y para descubrir formas concretas de salir del juego, la forma más sencilla es medir nuestra propia huella ecológica personal. Propongo una serie de ellas en el artículo dedicado a este tema en mi pagina web:
http://sechangersoi.be/ES/6ES-Descubrir/Huellaecologica.htm).

Sin embargo, la huella ecológica no menciona el punto más importante, que además rara vez, o nunca, se menciona, y que el siguiente artículo escrito por Seth Wynes y Kimberly A Nicholas en julio de 2017 tiene en cuenta :
"The climate mitigation gap: education and government recommendations miss the most effective individual actions", que se puede traducir en : "La brecha de la mitigación del clima: las recomendaciones del gobierno y de la educación pasan por alto las acciones individuales más eficaces", propuesto en "Environmental Research Letters" :
https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/aa7541/meta

Este artículo permite darse cuenta de que, en el contexto actual, elegir tener un hijo menos tiene un efecto casi 10 veces mayor en la huella ecológica individual que todos los demás esfuerzos combinados (la proporción que se tiene en cuenta aquí es para EE.UU. y es diferente para cada país). Por ejemplo, según las cifras mencionadas en el artículo : la reducción anual de emisiones de CO2 al volverse vegano es en promedio más de 70 veces menos importante que la de optar por no procrear. Tomar un vuelo transatlántico es casi 35 veces menos importante. Dejar el coche de gasolina es casi 25 veces menos. Estas son las tres acciones a las que se les reconoce un mayor potencial de reducción de nuestra huella ecológica (véase la primera de las dos tablas propuestas en el artículo). En el artículo también se menciona que tener un perro y elegir una fuente de energía 100% renovable tienen un gran impacto en la huella ecológica. Sin embargo, no se proporcionan cifras comparativas para estos dos últimos puntos.

Soy consciente de que el tema de renunciar a tener un hijo es tabú y que para la mayoría de la gente la idea es inconcebible. Pero también sé que algunas personas entienden el significado de este enfoque y pueden aprender a encontrarlo aceptable para ellos mismos. La idea no es detener la reproducción humana por completo. Aquellos que se sienten menos atraídos por la paternidad, que han tomado conciencia del desafió actual y que pueden considerar otros proyectos de pareja ; son los que pueden ayudar a reducir el número de nacimientos. Y esto, sobre todo porque la huella ecológica es explosiva en los países más ricos y que, por tanto, es en estos países donde primero hay que reducir la tasa de natalidad.
Y así, será posible comprender que fundar una familia no siempre está "en el orden de las cosas", y no es la única forma de que una pareja puede realizarse.

El articulo de Wynes y Nicholas también destaca que, una vez que se ha tomado la decisión de realizar cambios, los actos individuales pueden llevarse a cabo muy rápidamente en comparación con los cambios estructurales en la sociedad, o el tiempo que se tarda en restaurar los daños en la naturaleza. Y entonces es necesariamente por ahí que debemos empezar, sobre todo con los adolescentes que aún no han establecido opciones de vida, y no han formado hábitos y condicionamientos que serán mucho más difíciles de hacer evolucionar más adelante. Tanto más cuanto que serán ellos los que tendrán que decidir de procrear o no en las próximas décadas.

En cuanto a nuestra alimentación, también es interesante consultar la huella hídrica de cada tipo de alimento que consumimos (ver : https://www.watercalculator.org/wfc2/esp/) y calcular la huella hídrica que necesita la fabricación de nuestros otros consumos:
en francés : http://www.empreinteh2o.com/bilan.php,
o en inglés :
https://waterfootprint.org/en/resources/interactive-tools/personal-water-footprint-calculator/personal-calculator-extended/

Y también, otra vez de forma implícita, lo que hacemos con nuestros ahorros tiene un enorme impacto en lo que se puede hacer con este capital por los bancos. Existen cooperativas éticas, cuyo objetivo no es el retorno de la inversión, sino beneficiar a quienes más lo necesitan, entre otras cosas a través de micro-créditos. Confiar nuestro dinero a los bancos tradicionales equivale a firmar un contrato para que ese dinero caiga en manos de los que tienen más poder y menos moralidad. Entonces, también es una gran responsabilidad, que es muy fácil de esquivar, porque existen cooperativas alternativas.

Aunque no podemos ser perfectos en la reducción de nuestra huella, porque todo nos condiciona a hacer lo contrario, y el desacondicionamiento no ocurre en un abrir y cerrar de ojos ;
Aunque no dispongamos de pruebas directas de que estos esfuerzos merezcan la pena ;
Aunque no se pueda dar ninguna garantía de que todavía es posible hacer frente a los desafíos que nos amenazan ;
sólo nuestra conciencia y la solidaridad que puede surgir de ella están ahí para ayudarnos a dar lo mejor de nosotros mismos y apoyar a los que hacen lo mismo, sin intentar culpar a los que no participan (todavía) en este cambio.

Esto es lo más importante que podemos hacer ahora. Y para que esos esfuerzos valgan la pena, debe mantenerse a lo largo del tiempo.

Informar a los que nos rodean también puede ayudar si nos mantenemos mesurados y con cuidado. Porque, al insistir para convencerlos, es mucho más probable que suscitemos su resistencia y, por lo tanto, provoquemos lo contrario de lo que estamos tratando de lograr. Lo más importante reside en nuestra acción individual, y el compromiso social y ecológico que la acompaña. No tiene sentido tratar de influir en los demás o presionar a los que están en el poder si no hemos integrado el cambio nosotros mismos.

En el sentido de que mientras mantengamos nuestra huella ecológica por encima de uno, y persistamos en señalar con el dedo a las personas con poder para hacerlas responsables, seguiremos siendo parte del problema. En el momento en que aceptamos nuestra responsabilidad en el proceso y la traducimos en acciones para reducir esa huella ecológica lo mejor que podamos; empezamos a ser parte de la solución.

Y aunque nadie a nuestro alrededor nos acompañe a hacerlo, nos apoye en el proceso, nos apruebe o incluso nos comprenda; debemos saber que no estamos solos. Que otros siguen el mismo camino, y son cada vez más numerosos, incluso cuando no los vemos. Y el efecto de contagio o bola de nieve funciona y seguirá funcionando. Y en un futuro próximo cada vez más leyes nos ayudarán también a avanzar en la dirección correcta. Y es muy probable que escaseces también limiten nuestros excesos de todo tipo. Y en la misma línea, los acontecimientos actuales, que se multiplican por por todas partes en el mundo, y que ponen en peligro la estructura de nuestra sociedad, llevarán inevitablemente cada vez más personas a cuestionarse.

Cuantas más personas haya que evolucionen en conciencia, más solidaridad podrá manifestarse.

Elegir evolucionar con optimismo en todas las circunstancias, nos permite rebotar y ayuda a que nuestros esfuerzos den sus frutos.

Cada uno tiene en sus manos la posibilidad de ser responsable, gestionando su conciencia, eligiendo el nivel de información sobre lo que consume y modificando su comportamiento de consumo. No podemos dictar comportamientos a los demás. Solo quisiera con este texto, poder estimular el cuestionamiento de quienes tienen dudas, o reforzar a los que ya navegan a contracorriente de esta cultura devastadora en la que estamos inmersos. Porque, cuanto más establezcamos vínculos entre nuestros propios comportamientos y lo disfuncional del mundo, más fácil será abandonarlos y adoptar otros nuevos y más constructivos.

Más allá de los esfuerzos de sobriedad que podamos integrar, habrá toda una evolución de la conciencia indispensable para lograrlo, lo que implica un cuestionamiento más psicológico de nuestros modos de pensar, de razonar y, sobre todo, de nuestra cultura de relaciones de poder omnipresentes. Volveré a tratar este tema más extensamente en un documento que se está preparando actualmente.

Escrito y traducido por Claire De Brabander
Septiembre 2021

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Este texto ha sido escrito en francés y ha sido traducido por la autora (que es francófona). Por lo tanto la calidad de la traducción no está garantizada. No hesite a señalar los errores. Ver más.

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